Fanfic: Behind the bars (Super M) Capítulo 13

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Fanfic: Behind the bars (Super M) Capítulo 13

Autora: YASSGY0MIE

Fanfic: Behind the bars (Super M) Prologo

TAEMIN P.O.V

Estábamos todos abajo menos Ten, que lo supervisaba todo arriba y nos ayudaba desde allí, el agujero en la pared ya estaba prácticamente acabado y teníamos que ser muy rápidos en atravesarlo y hacer el mismo agujero, del mismo tamaño, en la pared del frente, entre TaeYong, Lucas y yo acabábamos de cortar una tubería con un cortatubos, el diámetro de este encajaba con el de los en la pared, debíamos ponerlo como túnel de acceso y soldar los bordes para que cuando el agua pasase, no atravesase las paredes, así ya tendríamos como seguir nuestro camino.

-Ya lo tenemos – Lucas se secó el sudor de la frente con el brazo y apoyó la enorme tubería en el suelo.

-Y el agujero ya está también – me avisó Kai pasando a través de él y cuando pisó el siguiente túnel se oyó el chapoteo del agua.

-Tenemos diez minutos – dije mirando el reloj y saltando dónde estaba Kai.

-¿Para qué? – preguntó BaekHyun alertado por que era muy poco.

-Para que pase una ola de agua por aquí y nos lleve por delante a todos – dije yo trazando el mismo círculo que en la otra pared y a la misma altura – pero esta pared es bastante más fina – le tendí mi mano a Kai para que me pasase el martillo – y no tan delicada.

-¿Estás seguro de que podremos pasar esta tubería? – Lucas la tocó con el dedo repetidamente.

-No – dije dando el primer martillazo y tirando ya media pared – así que empieza a rezar.

-Voy preparando la electrodo – nos avisó TaeYong, que había conseguido lo que necesitábamos para soltar las tuberías a la pared.

-Entre que soy chino y me habláis así, empiezo a pensar que me tomaréis el pelo en cualquier momento – se quejó Lucas.

-El soldador – contestó Mark pasándole a Kai otro martillo para que me ayudase a perforar la pared.

-Tío, creía que NCT127 era una puta mafia, no una ferretería – BaekHyun frunció el ceño y yo tuve que reír en silencio por su ocurrencia y Kai también rió a mi lado.

Ellos se metieron en una estúpida discusión en la que ninguno nos metimos, yo tampoco sabía de dónde sacaban tantas herramientas, solo que alguien las llevaba a un punto dónde podíamos recogerlas, era arriesgado pero muy útil y eficaz.

Cuando el agujero estaba hecho, expliqué lo que teníamos que hacer y TaeYong me dio uno de los soldadores.

-¿Y si sale mal? – preguntó Mark.

-Si sale mal, los que estemos al otro lado la palmaremos, ahogados – miré mi reloj – tenemos tres minutos, que uno de los tres pase con Kai y conmigo, TaeYong se queda al otro lado – me acerqué a él y lo agarré de la nuca para que me mirara – si sale mal, tapa la tubería – le ordené – nosotros no tendremos ninguna oportunidad así que nada de heroísmos, ¿entendido?

-Entendido – asintió con la cabeza y lo solté – ¿quién viene?

-Yo – BaekHyun atravesó el agujero y se metió con Kai al otro lado.

Yo me fui con ellos y esperé a que los otros tres metieran la tubería por el agujero y empujasen de ella hasta que pudiésemos alcanzarla nosotros desde el otro lado y la pudiésemos encajar, nos llevó más tiempo del que teníamos así que para soldar todo eso solo teníamos treinta segundos en ambos lados.

Quise encargarme yo de ese trabajo, cogí el soldador y una vez en marcha comencé a pasarlo por el borde de la tubería, soldándolo a la pared y bloqueando el paso del agua.

-Ya se está llenando de agua – me avisó Kai prestando atención al sonido del agua.

-Aquí ya está – me gritó TaeYong desde el otro lado.

Yo asentí una vez con la cabeza y me apresuré a acabar, cuando acabé, miré el reloj, a tres segundos de esa ola de agua, y cuando todos escuchamos como chocaba contra el túnel, esperamos con los dedos cruzados que aguantase y todo saliese bien.

-Ha funcionado – gritó Lucas desde el otro lado.

-Aquí también – dijo BaekHyun sonriendo.

-Lo has hecho – Kai me sonrió – eres un puto genio – me abrazó por el cuello y me besó la cabeza.

-Tampoco ha sido para tanto – sonreí pasando el brazo por su cintura y mirando como BaekHyun se metía en el enorme tubo para pasar al otro lado – y ahora tengo que saber cual de estas paredes atravesar – dije mirando a mi alrededor.

-Se te ocurrirá algo – giró el cuello para mirarme – a ti siempre se te ocurre.

Intentó darme un beso pero me aparté.

-Kai – sonreí – no puedo solo besarte.

-Eres – me robó un beso por fin sin acabar la frase – muy – me dio otro y sonreí – desesperante – sus labios se volvieron a pegar a los míos – ¿lo sabías?

-Sí – perfilé con mi pulgar su labio inferior, observándolo con deseo, no podía no sentir eso hacia Kai y no lo había apartado porque no quisiese un beso sino porque una vez nuestros labios se tocaban, era imposible que quisiese solo eso, no me conformaba con un beso, y eso él lo sabía e intentaba jugar con eso – vamos – lo empujé un poco hacia la tubería.

Kai sonrió con picardía y cuando se metió dentro y cuando empezó a gatear para llegar al otro lado sonreí yo también, cabrón, era guapo e irresistible y lo sabía.

Cuando atravesamos la tubería y nos reunimos con los demás, subimos de nuevo a mi celda, con la ayuda de Ten y él me miró serio cuando colocamos juntos la litera y fruncí el ceño por eso, porque estaba claro que pasaba algo.

-BaekHyun, ya son las diez – lo avisó TaeYong enseñándole el móvil.

-Gracias – él asintió con la cabeza y sin dedicarnos ni siquiera una mirada de despedida se marchó de la celda.

-¿Qué pasa? – preguntó Kai frunciendo el ceño.

-A las diez venían a buscarlo – dije yo, BaekHyun me había avisado antes de bajar, que a las diez tendría que estar libre.

-¿Dónde va? – preguntó Mark y yo negué con la cabeza, no me había dicho nada.

-A un Vis a Vis íntimo – dijo TaeYong – lo he oído entre los guardas cuando he ido a coger los soldadores – nos explicó.

-¿Un Vis a Vis íntimo? – quiso asegurarse Kai y TaeYong se encogió de hombros – no sabía que se follaba a alguien de fuera – miró a Lucas.

-¿Debería saberlo yo? – él se señaló a él mismo – ¿salimos al patio, o qué? – levantó la sábana blanca de la puerta y salió al pasillo esperando a que lo siguiéramos.

-Quédate un momento – me pidió Ten agarrando mi muñeca para que no me moviese.

Yo asentí y esperamos a que todos se fueran y cuando vi que él se sentaba en la mesa, yo lo hice en una silla frente a él y lo miré a la expectativa de que hiciese o dijese algo.

-He encontrado a JungKook registrando tus cosas – se metió las manos en el bolsillo de la chaqueta y dejó los ocho frascos de cristal con mi experimento dentro, sobre la mesa – supongo que buscaba esto, pero ha salido con las manos vacías.

-Necesitamos esconderlo en un sitio mejor – dije guardándomelos en el bolsillo.

-Sí, y el agujero corre peligro – miró la litera.

-Veré qué podemos hacer – dije yo con tranquilidad – ¿algo más?

-Sí, en tres días es mi juicio, me darán a elegir una pena de muerte, ¿cual elijo? – empezó a hacer una figura con un trozo de papel y yo me distraje mirando como sus dedos moldeaban el papel a su antojo.

-¿Que opciones hay? – pregunté yo segundos más tarde.

-Silla eléctrica o que me inyecten algo – dijo él.

-Silla eléctrica, en el caso que no podamos salir de aquí antes de tu condena, siempre podemos jugar con el panel de electricidad y anular la silla, para darnos tiempo – le expliqué yo justo cuando acabó la figura, Ten era todo un artista sobre el papel y con él, en menos de un minuto había hecho una mariposa con el papel en tres dimensiones y sin ningún tipo de esfuerzo o dificultad – ¿cómo has hecho eso?

-Cosa de artistas – sonrió y me la dio – siempre he tenido mucho tiempo libre.

-Enséñame a hacerlo – le pedí arrancando una hoja de papel de su pequeña libreta.

-¿Y qué gano yo enseñándote? – preguntó con jugueteo y sonreí, porque sabía que diría eso y era justo lo que quería que dijese.

-Pues… – suspiré y me puse de pie frente a él – tú me enseñas a hacer esto, y yo te enseño como beso – le propuse dejando la mariposa encima de la mesa, a su lado.

-Ya – rió un poco – no tienes ni el más mínimo interés en que te enseñe a hacer eso – intuyó él, cogiéndome la mano para que me colocase bien entre sus piernas.

-¿Cómo que no? – sonreí mirando la mariposa – si no quisiese no te lo pediría – mentí sin borrar la sonrisa de mis labios.

-Ven aquí – agarró mi cara para obligarme a mirarlo y nuestras sonrisas se encontraron de golpe, nuestros labios se cerraron un poco y nos besamos.

Aunque sus labios no eran tan gruesos como los de Kai, Ten sabía como utilizarlos junto a su lengua para hacerlo un beso afrodisíaco que solo me pedía que no acabase, cuando él quiso poner sus manos en mi cintura, yo coloqué las manos en su cuello y giré un poco la cabeza para profundizar el beso y que nuestros rostros encajasen mejor.

-La próxima vez que quieras un beso, no intentes pactar nada – dijo con una sonrisa sobre mis labios – solo hazlo.

Asentí con la cabeza y lo volví a besar por unos segundos.

-¿Vamos? – solté su cuello y retrocedí unos pasos, porque ya me conocía y no era el momento.

-Sí, vamos – saltó de la mesa y pasó por mi lado con su sonrisa de satisfacción para salir de la celda e irse con los demás.

BAEKHYUN P.O.V

Cuando por fin me corrí dentro de RyuJin, salí de dentro de ella y me senté a su lado, de espaldas a ella, había sido el polvo más largo de mi vida. Nos acabábamos de conocer, no existía ningún tipo de atracción entre nosotros, ni siquiera sexual, a ambos nos había costado mucho calentarnos y llegar al orgasmo, porque no había nada entre nosotros, solo un pacto entre familias.

Tampoco había hablado mucho con ella, no más que saludarnos, nuestros nombres y alguna cosa irrelevante durante el sexo.

-Creo que mis padres han venido con los tuyos, a la salida, a buscarme y a asegurarse de que todo va como tiene que ir – dijo ella mientras mientras ambos nos vestíamos.

-Vale – dije en un suspiro y poniéndome de pie para colocarme bien la sudadera – llámame cuando sepas algo – le acerqué la palma de mi mano, dónde estaba apuntado mi número de teléfono y ella lo leyó un par de veces, memorizándolo.

-Si en dos o tres semanas sigue dando negativo, tendré que volver – se puso de pie a mi lado.

-Lo sé – le di la chaqueta que descansaba en el suelo sobre la mía y ella la cogió.

-Vámonos – picó a la puerta por la que habíamos entrado para que nos la abrieran y yo la miré desde donde estaba.

La miraba pero no con los ojos que debería mirar a la persona con la que me había casado, la miraba sin más, incluso con pena, porque con diecisiete años ya tenía que quedarse embarazada, y porque yo había conseguido atrasar eso, que sino ahora seríamos padres de un niño de dos años.

El guarda en cuando abrió la puerta me esposó de manos y pies y la dejó salir a ella primera, él me agarró del brazo y otro guarda se unió a él por el otro lado, para tenerme bien controlado. Caminamos por un pasillo y ella entró a una pequeña sala, dónde estaban nuestros padres, los míos, aprovechando la puerta abierta, me miraron y asintieron sonrientes, orgullosos de su hijo. Yo solo aparté la mirada, porque no me merecía la pena ni mirarlos.

Me dejé llevar por los guardas hasta el patio de la cárcel, dónde estaban la gran mayoría, yo me metí directo en los vestuarios y me duché para relajarme un poco y ahuyentar el olor a sexo que desprendía mi cuerpo.

Cuando salí y me vestí, recorrí el patio y cada esquina de la cárcel buscándolo y rezando para no encontrármelo con Momo, porque tenía ganas de verlo y pasar un rato con él y también porque mientras estaba con RyuJin en esa cama, cuando me quería dar cuenta estaba pensando en él.

Cuando entré en la biblioteca, lo encontré por fin, estaban todas las mesas ocupadas, y él en una, solo, de espaldas a la puerta desde dónde lo miraba y con una camiseta de tirantes blanca que contrastaba con el moreno de su piel, todos muriéndonos de frío y él en tirantes, no tenía remedio.

-Vas a morirte de frío – dije detrás de él y poniendo mis manos en sus hombros – ¿qué lees?

-Cincuenta sombra más oscuras – contestó él levantando la cabeza para mirarme.

-¿Puedo sentarme? – sonreí y él asintió.

Busqué alguna silla libre para ponerla a su lado y sentarme.

-Ven – me agarró la mano y me hizo rodear su silla hasta sentarme en sus piernas, yo me acomodé pasando el brazo por su cuello y él lo pasó por mi cintura y por debajo del abrigo – ¿dónde estabas?

-Por ahí, me han venido a ver – me encogí de hombros y miré detrás de Lucas, como Jennie y Kai intentaban llamar mi atención y hacían un corazón con sus manos, yo les enseñé el dedo del medio y volví a mirar a Lucas – tengo la sensación de que ya sabes dónde estaba – sonreí un poco y él suspiró.

-Sí, TaeYong lo ha escuchado de los guardas – me dijo él – es de gran mérito, aquí nadie folla con nadie de fuera – sonrió y jugó con la esquina de la página del libro.

-No te creas – acaricié los pelos de su nuca – no es para tanto.

-Sí que lo es – insistió bajando la mirada al libro y yo me quedé mirándolo, intentando averiguar algo de lo que se le pasase por la cabeza, o esperando a que me lo dijese.

-¿Te molesta? – pregunté al fin.

-No debería, ¿no? – contestó sin mirarme.

-No era nada, Lucas – dije tratando de convencerlo, porque algo dentro de mí me decía que era lo que tenía que hacer, porque no quería que se sintiese mal, si por mi fuera no lo habría hecho.

-Cuando te acuestas con alguien, siempre es algo – me miró a los ojos y suspiré – ¿vas a decir algo, o no? Podemos cambiar de tema y olvidar esta conversación.

-Es un tema delicado.

-Claro – dijo en un suspiro – y no vas a hablar conmigo sobre un tema tan delicado – se tiró el pelo hacia detrás, dando por hecho que no iba a contarle nada, como si fuese culpa suya que yo no le contase temas delicados, como si no consiguiese que confiase en él, y no era así, es más, yo quería hablarlo con alguien y si tenía que elegir lo hablaría con él, el problema era mío, que era muy negado para estas cosas.

-Iba a explicártelo – dije yo enredando mejor mi brazo en su cuello.

-Ah – dijo él abriendo un poco la boca – te escucho, entonces.

Me costó empezar, porque no supe como hacerlo pero cuando lo conseguí, lo solté todo sin que me interrumpiera, un gran logro por parte de Lucas, le expliqué la situación en la que me encontraba y él solo se limitó a escucharme, como nadie lo había hecho nunca, sin juzgarme con la mirada ni hacer ningún gesto de desaprobación, parecía estar muy tranquilo y comprensivo y que fuese así me relajó mucho, igual que soltarlo con alguien.

-Me has sorprendido, Lucas, has estado callado cinco minutos seguidos – bromeé al final, para quitarle hierro al asunto.

-Vas a ser padre, tío, que chungo – dijo él ignorando mi comentario y yo solo asentí con la cabeza – ¿y no sabes que vas a hacer?

-Ni que va a hacer ella – me encogí de hombros.

-Oye, que si hay que matar a alguien, yo me apunto – colocó su otra mano sobre mis piernas y sonreí.

-No, por el momento no – murmuré.

-¿Ni a tus padres? Porque menudos cabrones son – dijo algo enfadado e indignado con la situación y yo no contesté – perdón, me he pasado.

-No – sonreí – tienes razón.

-Gracias – sonrió conmigo y nos quedamos mirando, él buscando algo que decirme y yo sonriendo internamente, porque se estaba esforzando en pensar algo ingenioso y que me animase, cuando yo no lo necesitaba, lo único que quería era que me diese un beso – a ver, la parte buena es que tu hijo va a tener a un tío muy guapo – se señaló a él mismo y reí.

-Espero que no se fije en ti, jamás – le dije intentando ponerme serio.

-¿Por qué? – preguntó fingiendo estar ofendido.

-Porque en ti ya me he fijado yo – alcancé un caramelo que había en la mesa y él rió un poco.

Yo desenvolví el caramelo y me lo metí en la boca, por lo que él hizo una mueca de insatisfacción, porque parecía quererlo él.

-Creía que lo compartirías, como mínimo – masajeó mi rodilla y yo sonreí, partiendo en dos el caramelo dentro de mi boca y colocando entre mis dientes el trozo más grande, para que lo cogiera.

Lucas sonrió y acercó su boca a la mía para alcanzarlo con sus dientes pero cuando estuvo apunto de hacerlo me aparté un poco y cuando volvió a intentarlo lo metí dentro de mi boca, Lucas no se iba a quedar sin su parte y aprovechó la ocasión para besarme y al meter su lengua dentro de mi boca, acarició la mía y se llevó el trozo que le pertocaba a la boca.

-Gracias – sonrió con orgullo e intentó ponerse a leer de nuevo.

Yo me acomodé mejor con él, dejándolo leer, apoyé más mi cuerpo sobre el suyo y apoyé la frente en su cuello, al oler su cuerpo, a su aroma corporal, que era suave y acogedor, cerré los ojos y me dejé ahí, relajándome un poco y hundiéndome en su cuerpo. Lucas me miró y sonrió un poco con dulzura, acarició mi cadera con su mano y se limitó a leer.

Después de un buen rato empezamos a hablar sobre el libro que leía, me preguntó si me había leído más, cuales eran mis favoritos y cuales no me habían gustado. El tiempo se nos pasó volando, cogiendo y dejando libros de diferentes tipologías, la gente se fue yendo y nos quedábamos solos, mientras él, sabiendo que se me daba bien, mostraba curiosidad por temas históricos que yo aún recordaba del instituto, y descubrí que a él le encantaba la mitología y sabía millones de historias fantásticas de dioses y divinidades, además, cuando me las explicaba, instintivamente, bajaba el tono de voz y eso lo hacía mucho más interesante de escuchar.

-Voy a dejarlo, ya mismo es la hora de comer – me levanté de encima suyo, con un grueso libro de historia en mis manos.

Él asintió y abrió el libro que leía cuando había llegado para seguir leyendo mientras yo colocaba el otro en su sitio, era sorprendente lo ordenadas que estaban las estanterías para tratarse de la gente que convivíamos allí, almenos algo hacíamos bien.

Al volver para buscar a Lucas e irnos a comer, lo sorprendí rodeando su cuello desde detrás y apoyando la barbilla en su hombro, leyendo con él lo que le quedaba de página.

-¿Me has dicho antes que escribías? – preguntó colocando su punto de libro.

-Sí, hace como una hora – sonreí.

-¿Me escribes algo? – giró la cabeza para mirarme.

-No lo hago desde hace mucho, elegí otros hobbies – dejé un suave beso en su cuello y él encogió los hombros para esconderlo.

-No hagas eso – rió un poco y desenredé los brazos de su cuerpo – podrías escribirme algo bonito, así, profundo – me propuso.

-Tengo que tener mucha inspiración para poder escribir algo – suspiré y él me cogió la mano para que volviese con él pero esta vez sentado con las piernas a ambos lados de su cuerpo.

-¿Qué mejor inspiración que yo? – preguntó riendo – dime una, listo – me retó él.

-Cuando escribía, tenía más inspiraciones, porque ni siquiera te conocía – puse los ojos en blanco.

-¿Y ahora? – puso las manos en mis piernas y me lo quedé mirando, buscando alguna respuesta porque enrealidad sí que era una buena inspiración para escribir, no me costaría anda escribir algo pensando en Lucas, pero no iba a hacerlo – los silencios también hablan, BaekHyun – rió de nuevo y apreté los labios para no reír con él, porque me había pillado – ¿sabes que creo?

-No lo sé, pero no me lo digas.

-Voy a decírtelo.

-Ya, ya lo sé – sonreí.

-Que mientras te acostabas con esa chica, has pensado en mi en algún momento, sino no me explico porque has venido directamente a verme.

-Pues sí – admití apartando el flequillo de su frente – la verdad es que sí.

-Ya, ya lo sé – se encogió de hombros con gracia y reí un poco acercando mis labios a los suyos.

Lo besé buscando su lengua y él me la prestó enseguida, nuestras bocas aún tenían los restos del caramelo de fresa y aunque ansiaba besarlo desde hacía horas, lo besé con lentitud, explorando toda su boca, saboreándola y sin ninguna prisa, teníamos tiempo y además no había nadie en la biblioteca.

Sus enormes manos agarraron mis piernas para moverme y pegar más nuestros cuerpos y mientras empezaba a moverme frotándonos por encima de la ropa, besé su cuello, lo lamía y lo mordía, él suspiraba de placer y sus dedos clavarse en mis piernas me encantaban.

El beso se tornó más intenso y ambos empezamos a excitarnos y a toquetearnos buscando nuestros cuerpos y estoy seguro de que habríamos acabado follando en esa biblioteca si el grito ensordecedor de YuNa no hubiese retumbado por toda la cárcel.

-¿Qué pasa? – preguntó Lucas girándose a mirar hacia la ventana que daba al patio.

-No lo sé – me levanté de encima suyo y ambos caminamos hacia esa ventana desde dónde había salido el grito – mierda, Mark – susurré observando la escena del patio.

Lo habían atado en una de las vigas el patio y estaban Momo, JungKook, JiSoo, NaYeon y TaeHyung, a unos metros de él, con piedras en las manos así que supuse que se las iban a tirar, SeHun tenía agarrada a YuNa y trataba de mantenerla quieta y alejarla de allí.

-Vamos – Lucas me agarró la mano y salió corriendo hacia ese patio para tratar de frenar la situación.

TAEYONG P.O.V

Apoyé mi cabeza en el pecho desnudo de JaeHyun y pasé el brazo por su cintura, él tapó nuestros cuerpos mejor con las sábanas de la cama y cerré los ojos para sentir los latidos de su corazón. Hacía mucho tiempo que no sentía el calor y el aroma de su cuerpo, ni sus manos acariciando mi cabeza después de acostarnos, y ya no me acordaba lo bien que se sentía.

-JaeHyun – suspiré cuando oí el mechero encenderse – lo que te diga el médico te da igual, ¿verdad?

-Quítame todos los cigarros que quieras, pero el de después del polvo, no – rió un poco y el humo mentolado de su tabaco inundó mis fosas nasales.

-Dimito, haz lo que quieras – subí un poco y apoyé la cabeza en la almohada para mirarlo.

-Ya – sonrió y observé sus preciosos hoyuelos, me encantaban – lo iba a hacer igualmente.

-Eres desesperante – puse los ojos en blanco y él giró la cabeza para mirarme y darme un beso.

-Pero guapo – bromeó y sonreí, nada que recriminarle, tenía razón – te he echado mucho de menos – acarició mi mejilla con sus nudillos.

-Lo sé – me encogí de hombros.

-Creído – rodó los ojos.

-Pero guapo – le guiñé el ojo, devolviéndole la broma y el suspiró con una sonrisa en sus labios.

Me acerqué a besar sus rosados y perfectos labios, lo necesitaba y no quería dejar de hacerlo, los labios de JaeHyun eran los más adictivos que había besado jamás.

-YuNa – JaeHyun se separó de mi cuando oímos un grito que venía del patio.

-¿Qué cojones pasa? – pregunté yo levantándome de un salto de la cama y dirigiéndome a la ventana de la celda – JaeHyun – murmuré al ver la situación del patio, él, que se estaba vistiendo, se acercó a mi enseguida.

-Vístete, corre – me dio la ropa del suelo y él salió corriendo de la celda.

Yo me vestí lo más rápido que pude y salí detrás de él, alertado por la situación y notando como mi cuerpo se encendía debido al enfado que me provocaba. Cuando pasé al lado de SeHun, que sostenía a YuNa, JaeHyun, que trataba de hablar con SeHun me hizo un gesto con la mano para que me fuese con Mark y me acerqué al cúmulo de gente que estaban detrás de Momo, JungKook y los demás, llegué al mismo tiempo que BaekHyun, Lucas y Kai y nos colocamos cerca de ellos.

-¿Venís a ver el espectáculo? – preguntó JungKook con una sonrisa burlona y tirando una piedra del tamaño de un puño al pecho de Mark, él no gritó, solo gruñó y se mantuvo recto.

-Ten cojones a tirar otra piedra, JungKook – lo advertí.

-¿Otra, qué? ¿Piedra? – frunció el ceño y se metió las manos en los bolsillos – ¿otra como esta? – lazó una piedra más, esta vez a su abdomen y Mark se retorció un poco.

-Tírala ahora – habló TaeMin colocándose entre medio de Mark y JungKook, a unos cuatro metros del segundo y uno del primero, tapándolo – vamos, no me defraudes – sonrió y lo miró con tranquilidad.

Todos esperamos expectantes, no sabíamos si JungKook iba a tirar la piedra, si lo hacía le daría a TaeMin y no sé yo si me arriesgaría, pero él lo hizo, la lanzó y antes de que impactara en TaeMin, la cogió con la mano, sorprendiéndonos a todos, lo había hecho como si fuese fácil a pesar de la fuerza con la que la había tirado.

-Buen tiro – dejó caer la piedra al suelo – ¿cuál es el motivo para apedrearlo?

-Ha incumplido la norma número nueve – habló JiSoo poniéndose al frente del grupo.

-No me sé ni la primera, imagínate la novena – vaciló él con su misma tranquilidad de siempre, me resultaba tan escalofriante.

-Nadie, absolutamente nadie, puede prestar ayuda a YuNa, ni aunque se esté arrastrando por el suelo suplicando – contestó ella con dureza y me erizó toda la piel, quería matarla, de hecho, iba a matarla, pero ver a JaeHyun con YuNa, apartados de todos, me calmó un poco, porque SeHun la había dejado en paz.

TaeMin empezó a caminar hacia delante y Kai y Ten se fueron directos a soltar a Mark, los demás sabíamos que TaeMin nos prefería cerca, porque eso no tenía pinta de tener un feliz desenlace.

-¿Y desde cuando esto se ha convertido en vuestra dictadura? – preguntó TaeMin quedándose a escasos centímetros de JiSoo y juro que la vi empequeñecer un poco ante su mirada.

-Desde que es la única manera de mantenernos con vida – contestó JungKook poniéndose frente a BaekHyun, porque la batalla personal era más con él que con cualquiera de nosotros.

-No vayáis de moralistas – sonrió Lucas – ¿intentáis vendernos que podéis organizar a esta panda de psicópatas mejor que nadie? – se colocó frente a TaeHyung y Momo dio un paso hacia mí.

-¿E insinúas que si lo llevases tú iría todo mejor? – vaciló NaYeon cruzada de brazos detrás de Momo.

-Si fuera así – hablé yo – Mark ya estaría muerto, lo habríamos matado, sin hacer ni el mínimo ruido – miré fijamente a Momo, que mantenía su dura mirada con la mía – vosotros habéis preferido el espectáculo, queríais que nos enterásemos, ¿por qué?

-Para que veáis que esto no es ninguna puta broma – dijo Momo – las normas se cumplen, os gusten o no.

-Te recuerdo que aquí ninguno estamos por seguir las normas – la retó BaekHyun.

-Me dan igual las normas legales – contestó ella sin mirarlo – estas vas a cumplirlas.

-¿O qué? ¿Nos vas a apedrear a nosotros también? – rió él con ironía y ella lo fulminó con la mirada.

-Intentar domarnos es inútil – habló TaeMin – es más, no tenemos ningún problema con que os hagáis con el poder de este agujero – sonrió con ironía – pero no me pidáis respecto si no lo recibo.

-A ti no tiene que respetarte nadie – escupió JiSoo acercándose más a él.

-¿Y por qué te tiembla la voz, JiSoo? – hasta yo noté como su mirada perforaba la de ella y todos callaron – lo dicho – carraspeó con elegancia – jugad con quién queráis, pero con nosotros no.

-¿Y a qué estás jugando tú, TaeMin? – preguntó JungKook mirándolo – ¿crees que no te observamos? ¿Qué tienes en mente? ¿Una fuga?

-¿Me observáis? – alzó las cejas con interés y todos asintieron – ¿y qué opináis? Soy toda una caja de sorpresas, ¿verdad? – vaciló él.

Yo miré a BaekHyun y Lucas, que aunque no se habían movido ni un milímetro y no lo mostraban en sus caras, pensaban en lo mismo que yo, si JungKook y los demás lo sabían, adiós fuga.

-¿Follo bien, o qué? – bromeó y por la cara de sorpresa de los demás, adivinamos que mentían, que no sabían tanto como decían saber.

-Que intentes esquivarlo, solo lo corrobora – JungKook se cruzó de brazos y TaeMin rió con sarcasmo.

-Ya – chasqueó la lengua – lo he intentado, ¿para qué mentir? Pero estamos atrapados, bien atrapados, no tenemos salida, y aunque cruzásemos esas vallas, volaríamos por los aires.

No pude mostrar con la cara que no entendía nada de lo que decía, pero en mi interior, estaba muy confundido.

-¿A qué te refieres? – preguntó Lisa desde detrás.

-¿Me permites? – TaeMin metió la mano en el bolsillo de JiSoo y agarró una piedra.

Todos seguimos con la mirada como se acercaba a la valla y tiraba por encima esa piedra, bien lejos, casi intentando llegar a la torre de control desde dónde nos vigilaban. Mientras esa piedra seguía en el aire, él se giró y empezó a caminar de nuevo hacia nosotros, pero a mitad de camino, ocurrió lo que ninguno esperábamos, algo explotó allí dónde la piedra cayó y muchos se taparon los oídos por el gran estruendo que eso provocó.

-Minas – dijo al llegar – estamos rodeados por un campo de minas – se frotó las manos para darse calor y todos miramos el pequeño incendio que había detrás de la valla.

-¿Cómo lo sabes? – preguntó Momo frunciendo el ceño.

-Fíjate – TaeMin miró hacia la torre y el edificio de al lado, como dos grandes furgonetas salían de allí en nuestra dirección – podrían hacer el recorrido el línea recta y llegarían veinticuatro segundos con treinta y dos milésimas antes – explicó – sin embargo, hacen seis giros, y siempre son los mismos, daba que sospechar – se encogió de hombros y todos se miraron entre ellos.

Yo solo admiré el cerebro de TaeMin, era tan inteligente e ingenioso, que parecía mentira que alguna vez lo hubiesen pillado, con la de millones de escondites que debía tener.

La furgonetas nos interrumpieron entrando en el patio y saliendo de ellas cinco guardias, cinco de cada, armados y bien protegidos, apuntándonos con las pistolas y pidiéndonos que nos echásemos para atrás, simplemente obedecimos, teníamos de las que perder y bastante impactados nos había dejado que estuviésemos rodeados de bombas.

-Lee TaeMin – el portavoz lo nombró cuando acabaron de sacar de la furgoneta una pequeña celda, con todas las paredes de barrotes y del tamaño de una persona de alto y de cinco personas de ancho – un paso al frente.

Él solo lo dio, con orgullo, sin miedo y retándolos.

-Entra – le hizo un gesto con la cabeza hacia dentro de esa celda situada en medio del patio y, junto a cuatro pistolas apuntándolo, se metió y le cerraron la puerta – te esperan tres largos días aquí dentro – dijo con aires de superioridad el agente – esta noche superaremos los menos cuatro grados e incluso lloverá – miró al cielo – suerte.

Dicho eso, se volvieron a meter en la furgoneta sin mantener palabra con ninguno de nosotros y se marcharon, dejándonos a TaeMin enjaulado en mitad de nuestro patio, como si fuese un maldito animal.

-Eh – Mark se acercó a mí y cuando me giré a mirarlo solo me abrazó, mientras los demás iban a ver a TaeMin y todos los otros iban desapareciendo – gracias.

-No he sido yo – dije frotándole la espalda – ha sido TaeMin, además, yo te metí en este lío.

-No, me metí yo porque quise – se separó y me miró negando con la cabeza.

-¿Estás bien? – le pregunté con preocupación.

-Sí, duele pero son solo unos golpes – dijo él quitándole importancia y guiando su mirada hacia YuNa, que seguía con JaeHyun – ves – me dio un golpe en el hombro y sonrió un poco.

Yo asentí con la cabeza y me dirigí hacia ellos, JaeHyun le hablaba pero ella solo lo ignoraba y que bien se le daba eso. Cuando estuve con ellos me quedé frente a YuNa, que se encendía un cigarro y JaeHyun, apoyado en la valla.

-YuNa – pronuncié su nombre con tranquilidad, para que no notase que estaba alterado – ¿qué coño está pasando?

-No está pasando nada – suspiró – pesados – susurró intentando irse por el único hueco libre que le dejamos JaeHyun y yo, pero me moví para cortarle el paso – no empieces – me pidió echándome el humos a la cara.

-No puedes evitarnos siempre, lo sabes, ¿verdad? Vivimos en el mismo sitio – dijo JaeHyun a su espalda.

-Sí, todo sería más fácil si no insistieseis – rodó los ojos y se apoyó sobre una pierna.

-¿Qué esta pasando? – repetí – y no me digas que nada, porque después de cuatro días, hoy te han dado de comer, de repente y sin ningún problema – le recordé – no sé quién te piensas que soy, pero gilipollas seguro que no.

-¿Ah, no? Pues era el adjetivo que usaba siempre cuando me preguntaban por mi padre en el instituto – sonrió con ironía y miré a JaeHyun con desesperación, no sabía como tratarla, se nos iba de las manos – ¿sabes? Deberías centrarte en cosas más importantes que yo, como en mi hermano, por ejemplo – propuso ella poniéndome la mano en el pecho y apartándome para irse.

Y la dejé, porque era en vano intentar hablar con ella, estaba cerrada en banda a nosotros, no quería ni que la mirásemos y, encima, había metido el dedo bien dentro de la yaga de JiSung, al que no encontrábamos, del que no teníamos noticia, ni siquiera sabíamos si estaba vivo.

 

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