La historia real en la que se basó la película ‘Milagro en la Celda 7’

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La historia real en la que se basó la película ‘Milagro en la Celda 7’

La película ‘Milagro en la celda 7’ se ha convertido en la película más vista, comentada y recomendada durante la […]

La película ‘Milagro en la celda 7’ se ha convertido en la película más vista, comentada y recomendada durante la pandemia de coronavirus, y como anteriormente los contamos, la versión turca es un remake la cinta original de origen coreano.

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Sin embargo, ¿sabías que esta película que fue protagonizada por Ryu Seung Ryong y Park Shin Hye, está basada en una historia real?

El 27 de septiembre de 1972, ocurrió un asesinato en la región de Chuncheon en Corea del Sur. Una pequeña de 10 años de edad, salió de casa luego de cenar, alrededor de las 7PM, para dirigirse a una tienda de cómics.

A horas de la desaparición de la pequeña, todo el pueblo comienza a buscarla, motivados no solo por la niña, sino también porque se trataba de la hija del jefe de la comisaría del pueblo.

A las 8 AM del día siguiente, una persona encuentra el cuerpo sin vida de la pequeña en un campo de arroz.

La niña fue encontrada sin ropa y con gotas de sangre en el pasto a su alrededor. Un peine, un lápiz, lo que parecía ser un vello púbico y rastros de estrangulamiento.

Cuando se dio a conocer la noticia, esta causó revuelo en toda la nación debido a que se trataba de una menor de edad, además de ser la hija de un comisario.

Esta noticia llegó a los oídos del entonces presidente de Corea del Sur, Park Chung Hee, y ordena a los agentes que se logre la detención del criminal en 10 días. De no lograrlo, castigaría a los encargados del caso.

El primer pensamiento de los investigadores fue que el causante del siniestro caso había sido el dueño de alguna tienda de cómics, entre ellos había 20 sospechosos. Sin embargo, se centraron en uno de ellos.

El hombre, dueño de un negocio de cómics, llamado Jung Won Seob, era una persona normal y padre de familia. Tenía 38 años.

Tras ser acusado, Jung Won Seob, negó rotundamente haber asesinado a la pequeña, asegurando que esa noche él había estado bebiendo makoli, una bebida alcohólica coreana con dos vecinos del pueblo.

Faltando solo cuatro días para que se cumpliera el plazo que el presidente Park Chung Hee había dado a los agentes para resolver el caso, los policías decidieron encerrar al dueño de la tienda, donde comenzaron a torturarlo para que aceptara el crimen.

Fue así como consiguieron que declarara que había sido el asesino de la pequeña.

Según las investigaciones, el lápiz que había sido encontrado junto a la niña, le pertenecía al hijo del señor Jung, el cual tenía unas mordidas que supuestamente coincidían con su dentadura. Mientras que el peine, pertenecía a una empleada del hombre, y que habría testificado que el señor Jung le había pedido prestado el peine y que nunca se lo había regresado.

Así mismo, la empleada también había testificado asegurando que el hombre era un pervertido que acosaba a sus trabajadoras.

Como última prueba y la definitiva, los agentes habían encontrado en la ropa interior del hombre manchitas de sangre que supuestamente pertenecían a la pequeña.

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Todo indicaba que él era el culpable. Sin embargo, en el juicio él se arrepiente y se declara inocente. A pesar de esto, el juez le dio cadena perpetua por el crimen.

Al ingresar a la cárcel, Jung Won Seob decide escribir un diario, en el cual narra todo lo que la policía le hizo para que aceptara que él había sido el asesino de la pequeña, logrando dársela en secreto a su esposa. El hombre, vivió un infierno encerrado, al igual que su familia, quienes eran los únicos que le creían, y que habían comenzado a ser repudiados en el pueblo tras lo sucedido.

15 años después, el 24 de diciembre de 1987 liberan al señor Jung por haber sido un prisionero ejemplar.

Al salir de la cárcel, retoma sus estudios universitarios y se convierte en pastor. Asegurando siempre y en todo momento que él era inocente.

En 1999 solicita una revisión de su caso, sin embargo, es rechazado. En 2003, solicita una nueva investigación, pero es nuevamente rechazado.

En 2005, se crea una nueva comisión especial que está encargada de revisar casos ocurridos con anterioridad. Es ahí cuando, Jung Won Seob pide a este nuevo órgano que investigue nuevamente su caso.

Cuando estos agentes toman en sus manos el caso, se llevan la sorpresa de que todas las pruebas e investigaciones fue falsificado y manipulado.

Según el primer testimonio que dio la persona que encontró a la niña, señaló que el lápiz era corto y de color amarillo, y no azul y largo como habían asegurado los policías. Quienes le habían pedido a la esposa de Jung Won que trajera uno de los lápices de su hijo, a quien le pidieron que lo mordiera.

Sobre el peine, descubren que tampoco era de la empleada de Jung Won Seob, sino que la policía había amedrentado a la mujer para declarar en contra de su ex jefe. Ella fue castigada con 8 meses de prisión.

Respecto a las gotas de sangre que habían encontrado en la ropa interior de Jung Won Seob, en ese entonces no existía una prueba de ADN, lo único que podían hacer es conocer el tipo de sangre. La pequeña era A, al igual que la sangre encontrada en la ropa interior, pero también había sido puesta ahí por los agentes policiacos.

Tras hallarse estas pruebas de que el caso había sido manipulado, en 2007 piden una nueva revisión al caso, siendo aceptado por fin.

Fue en 2011 cuando Jung Won Seob es declarado inocente del asesinato de la pequeña niña. Tras 39 años de lucha.

¿Cuál fue su mensaje? “La victoria de hoy no es solo mía, es la victoria de la democracia”.

Hasta el día de hoy se desconoce al verdadero asesino de la pequeña.

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